¡Un wisky con Bourne, por favor!

Hace cinco años aproximadamente, me decidí, no sé si por razones más banales que atractivas, ir a ver la primera película de la saga Bourne. Por aquel entonces, el film presumía de ser el cambio radical en cuanto a la temática de espías se refiere, alegando el ser una película de acción inteligente con claro homenaje a los exitosos films de espías de los 70 sin dejar de lado ese toque retro puramente estilizado. Yo, con mi mayoría de edad recién alcanzada, estaba en plena caza y captura de feromonas que aliviasen de alguna forma mi desdén por esa monotonía que nunca debería haber existido. Lo vivía todo con especial intesidad. Necesitaba distraer mi afligida mente con cualquier tarea por irrisoria que fuere.

Cuando se encedieron las luces y el proyector dejó de alumbrar, el sentimiento generalizado de agrado era patente en toda la sala. Por primera vez en mucho tiempo, no nos vendían gato por liebre. La película era todo lo que decían ser, y más.

Es por eso que dos años más tarde, no dudé ni un segundo en ver la segunda entrega de la saga. La mayoría de reparto repetía, sin contar las bajas que argumentalmente habían quedado atrás en la primera, al igual que el equipo técnico. Pero el capitán del navío que tan eficiente resultó en "El caso Bourne", Doug Liman, se vió substituido por Paul Greengrass, nuevo director al que desconocía por aquel entonces. Y mi veredicto fue de lo más magnánimo. "El Mito de Bourne" era una explosión de adrenalina, era un film que se podía hasta masticar. Quedé anonadado por la maestría del señor Greengrass (sentimiento que se volvió a repetir con su siguiente película, "United 93"). Las escenas de acción estaban impecablemente filmadas, y la secuencia estrella del film era una persecución por las calles de Moscú que quitaba el hipo, superando con creces lo visto en la primera entrega.

Pues bien señores, mañana martes 14 de agosto, se estrena la tercera y última entrega, "El Ultimátum de Bourne" que cierra la trilogía del amnésico agente de la CIA (dicen que seguramente harán más pero sin Matt Damon, el cual ha dicho que ya ha aportado todo lo necesario al personaje). Y viendo las laureadas críticas que esta teniendo y la fantástica acogida por parte del público americano, sumándole a que vuelven a repetir los señores Damon y Greengrass, un servidor perderá el culo por hacerse con una entrada.

Nos vemos en los cines.

PD: Ni se os ocurra ir sin haber visto las dos anteriores.