Hoy he visto la luz. Hoy he podido presenciar un hecho totalmente sobrenatural que me ha dejado palpitando y totalmente desnudo a merced de su sonido, de esa magia que desprende con cada nota. He llorado como un sauce, y sí, lo reconozco, me he emocionado de una forma extremadamente sublime.
Escuchando la radio, realizando el angosto y tenue camino hacia mi trabajo, he oido una canción, para mi desconocida, de un maestro llamado Paul Mounsey.
“Un niñoescribe en una paredy florece luego entre sus dedos.Tened cuidado, cascos blancos, con un niñoentre cuyos dedos florece el fuego,con un niño que escribe en una paredy escribe unas cuantas piedras,unos cuantos árbolesy unos cuantos poemas”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario