Cogido por las Antípodas

Hace casi dos meses que me alejé de mi tierra natal con la finalidad de testear mi vinculación pasional hacia el cine en un país remotamente diferente. Dos meses adaptándome al estilo de vida australiano con la dificultad añadida de no ser capaz de comunicarme con fluidez.

Estos días me estoy viendo saturado no sólo por la cantidad ingénte (para los de la logse, mucha) de proyectos y guiones que nos mandan en la escuela de cine, sinó por el hecho de que la pluma estilográfica que tengo que usar es otra completamente diferente a la que solía menjar dos meses atrás. El inglés está siendo un obstáculo más difícil de superar de lo que me esperaba. Pero todo el mundo que dedica su vida en cuerpo y alma ha modelar el arte, sabrá que éste es un lenguaje que no contempla obstáculos. Da igual que me encuentre a miles de quilómetros de mis raíces, porque el cine es cine aquí y en Lima. En nuestra clase, de 18 alumnos, sólo 2 son australianos, los demás vienen de sitios tan dispares como Rusia, Jordania, Itália, México, Inglaterra, Nueva Zelanda, Vietnam, Portugal y Cataluña. Y eso es lo mejor que he podido sacar de mi escuela. El hecho de que tenga que compartir mis ideas, mis opiniones, mis preocupaciones, mis alegrías con gente de todo el mundo.